Amb aquell NO-criteri...

A les de Llegeixes o què?! se’ls acumula la feina (això ja va quedar dit fa uns dies!), o sigui que aquesta setmana intentaran posar-se al dia.

Amb aquell NO-criteri que les caracteritza, les de Llegeixes o què?! ens ofereixen seguidament la crònica d’un col·laborador que ja comença a ser “un clàssic en el món dels col·laboradors” (potser perquè, a més de l’habitual, l’Ivan, és l’únic?), i que ens exposa seguidament les seves inquietuds i impressions viscudes a l’Hay Festival.

Modos y maneras de la inteligencia. Hay 2007.

Un festival se puede resumir hablando de sus conferenciantes. O quizá de sus asistentes. O de la organización. O de la gente que conocimos. O de las reflexiones (si las hubiere) que nos ha suscitado.
O puede hablarse de las fronteras entre la literatura y la vida, entre la persona y el escritor, entre la inteligencia vital y la ficcional. ¿Los escritores son personas? ¿Duermen, comen, cagan, follan? A veces no lo sé. Wole Soyinka propone, de una manera provocadora, pero tremendamente lúcida, soluciones para un mundo futuro más justo: la memoria es algo insoslayable, algo que se nos escapa y que ni siquiera es intrínsecamente bueno o malo, sino que depende de quien lo maneje. ¿Es esto algo nuevo? No, pero quizá hay que decirlo de vez en cuando. ¿Por qué no seguir con la literatura de guerrillas, por qué no va a ser el escritor ciudadano, y ciudadano preocupado? ¿Le hace menos escritor? ¿Le elimina como constructor de historias? Quién sabe. Soyinka reconstruye, de una manera sencilla, la historia del hombre, con el miedo como motor de “evolución”, y propone, medio en serio, medio en broma, la invasión de cayucos europeos de África como solución de los problemas económicos, sociales, políticos. Comprensión, solidaridad, mirada y juicio. Pensamiento.
Y luego está el escritor no ciudadano, no persona, no ser. El escritor que existe en su firma, que diferencia en sí, como los personajillos televisivos, entre él y su persona. Él está cansado de España y de los españoles, de su necesidad de crítica y evaluación, de las propuestas de memoria, de que no hay un crítico, una mente preclara que nos diga lo que está bien en literatura. Es cierto, y hasta ahora no lo sabíamos. ¿Cómo hemos podido vivir sin un guía? Javier Marías, por favor, firma, persona, escritor, sombra, lo que seas, sálvanos. Es una lástima que un gran escritor, capaz de conseguir tan espléndidas cotas de excelencia literaria, no responda a lo que puede pedírsele a una persona, consciente de serlo, sin más. La vanidad, el escritor ensoberbecido, el habitar en un mundo en el que no existe más que su destilación mariana, el vivir de espaldas al mundo.
¿Qué tiene que ver esto con la inteligencia? Unas cuantas características: lucidez, claridad, voluntad, consciencia. ¿Sí? ¿No? En fin, cada cual a lo suyo, pregonaba Sciascia, riendo amargamente.
Hubo mucho más en el festival. Nos enteramos de que Jorge Herralde sigue siendo un editor independiente, de que Borrás continúa en la brecha y de que, en realidad, y aunque nos hubiéramos creído que la edición es una labor romántica, la gestión, hoy, es lo que manda. Tú, el que envías manuscritos a las editoriales, ¿en qué mundo crees que vives? ¿Tienes un agente? ¿Qué pintas?
Escritores políticos, y poco más, casi obviando lo que de escritores les queda: ahí estuvo Samih al-Qasim. Superventas, como Almudena Grandes, lleno hasta la bandera (sí, también Marías, no me olvido, supongo que es la garantía de la excelencia). Homenajes a los corresponsales de guerra, a los periodistas asesinados (con la figura de Anna Politkovskaya, donde quiera que esté, de fondo), con Rosa María Calaf, con muchos otros, en homenaje a la profesión, a la soledad y al dolor, con la humillación y los pequeños logros de transmitir una información, con todo lo que supone una profesión tan necesaria como manipulada y mentirosa.
Más: Daniel Alarcón e Hisham Matar, descubriendo que escribir en inglés les hace más... ¿qué? No me quedó muy claro, lo siento. Me he vuelto sordo a la vacuidad de la excusa.
Javier Cercas, divertido, y apocalíptico: ¿es Cataluña una realidad amenazante para el escritor catalán en castellano? ¿Ha existido la confabulación de los perritos calientes? Añadimos. ¿Se puede hablar de la realidad literaria catalano-castellana? ¿Cuánto pesa el alma? ¿Hay algo más banal y ridículo que preguntarse esto? ¿Nos lleva a algún sitio?
Grandes escritores. Acudí a una última cita, con Gonçalo Tavares. El mal como producto de la ingenuidad alienante. Bueno, quizá discutible, pero dio una lección de cómo se debe hablar de literatura, y, además, por si se nos había olvidado, de cómo decir algo interesante sobre ello en el marco de un festival literario. La literatura se divide en la que encanta y la que desencanta, dijo, traduciendo a su manera el docere e delectare horaciano. Y, a menudo, el desencanto mundano, la revelación, la verdad y la interpretación, la posibilidad y la sugerencia, las historias, los cuentos, todo ello nos engancha, nos somete al encantamiento de la gran literatura. Gracias, Marías, Cercas, Alarcón, Soyinka, Tavares, Llamazares, Orejudo. Gracias por la literatura.


I qualsevol dia d’aquests, les de Llegeixes o què?! us sorprenen amb apunts sobre presentacions de llibres, sobre noves iniciatives poètiques o amb una crònica de la visita al Liber que va fer una de les seves meitats. Uff, no serà res de “rabiosa actualitat” però tant se val, no?

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Il·lustra el post una escultura de l'artista Duvan, realitzada amb objectes trobats

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